
Emotivos reencuentros familiares al desaparecer normas COVID
EUA levantó prohibición de entrada al país de personas provenientes de una larga lista de naciones provocando emotivos reencuentros
AEROPUERTO CHARLES DE GAULLE, Francia (AP) — Estados Unidos levantó el lunes la prohibición de entrada al país de personas provenientes de una larga lista de naciones — entre ellas México, Canadá y varias de Europa — provocando emotivos reencuentros y animando a las industrias de las aerolíneas y el turismo diezmadas por la pandemia.
Serán muchas las esposas que abrazarán a sus esposos por primera vez en muchos meses, las abuelas que abrazarán a sus nietos, los tíos y primos que conocerán bebés por primera vez.
“Voy a saltar en sus brazos y besarlo y abrazarlo”, expresó Gaye Camara, quien estaba en París lista para abordar un vuelo a Nueva York para reencontrarse con su marido, a quien no ha visto desde que el COVID-19 suspendió los viajes por todo el mundo.
“Solo hablar del tema me trae emociones”, añadió Camara, de 40 años, en el Aeropuerto Charles de Gaulle de París, que prácticamente podía confundirse con la época prepandémica transitada con multitudes alegres, aunque ahora con mascarillas.
Las normas que entran en vigencia el lunes permiten la entrada a Estados Unidos de personas provenientes de una serie de países, pero con ciertas condiciones: la persona tiene que tener constancia de haber sido vacunada o una prueba reciente de COVID-19 que indique negativo.
Quienes crucen por fronteras terrestres desde México y Canadá tendrán que mostrar certificado de vacunación, pero no la prueba.
Los ciudadanos o residentes estadounidenses no estaban sujetos a las restricciones, pero sí lo estaban los turistas extranjeros o los viajeros de negocios, y ello a menudo dejó a familias separadas.
La última vez que Camara vio a su esposo Mamadou en enero de 2020, no podían anticipar que tendrían que esperar 21 meses antes de volver a abrazarse. Ahora ella vive en Francia en la región Alsacia, donde trabaja como secretaria. Él está basado en Nueva York.
“Al principio fue muy complicado. Lloraba casi todas las noches”, recordó Camara.